La disputa entre China y EE. UU. por las tierras raras ha escalado en 2025, afectando las cadenas de suministro globales y generando tensiones en sectores clave como la tecnología, la defensa y la energía renovable. China, que controla aproximadamente el 90% de la producción mundial de imanes fabricados a partir de tierras raras, ha utilizado estos minerales estratégicos como arma de negociación en la guerra comercial y ha implementado restricciones en las exportaciones de estos minerales, lo que ha generado escasez en industrias como la automotriz y la defensa. En abril de 2025, Pekín impuso requisitos de licencias de exportación para siete elementos de tierras raras, lo que ha afectado la producción de dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos en varios países, incluyendo EE. UU. y Europa.
Las tierras raras son un conjunto de 17 elementos químicos esenciales para la fabricación de imanes, baterías y componentes electrónicos. Se utilizan en una variedad de aplicaciones, como motores eléctricos, generadores eólicos, teléfonos móviles, pantallas de alta resolución y en la industria aeroespacial. Su escasez y concentración geográfica han elevado su valor estratégico, ya que son fundamentales para el desarrollo de tecnologías avanzadas y la seguridad nacional.
En julio de 2025, las exportaciones chinas de productos de tierras raras aumentaron un 69% respecto al mes anterior, alcanzando 6.422 toneladas. Sin embargo, las restricciones impuestas por China han reducido significativamente los volúmenes de exportación en comparación con años anteriores. Las empresas afectadas han buscado alternativas para asegurar el suministro de estos minerales esenciales, lo que ha generado una reconfiguración en las cadenas de suministro globales.
Logística compleja y bajo amenaza
El transporte de tierras raras implica una logística compleja. Generalmente, se utilizan contenedores marítimos, debido a su costo relativamente bajo. Sin embargo, las restricciones de exportación y los controles aduaneros han generado demoras en los puertos chinos, afectando la puntualidad de las entregas. Las empresas han tenido que adaptarse a estos desafíos logísticos, buscando nuevas rutas y métodos de transporte para minimizar los impactos en la producción.
Las tensiones entre China y EE. UU han interrumpido las cadenas de suministro globales. Empresas en Estados Unidos y Europa han experimentado retrasos en la producción y han buscado alternativas para asegurar el suministro de tierras raras. Por ejemplo, el gobierno indio ha destacado que las industrias nacionales enfrentan cuellos de botella debido a las restricciones chinas y está trabajando para diversificar sus fuentes de abastecimiento. Esta situación ha llevado a una reevaluación de las dependencias en las cadenas de suministro y a la búsqueda de soluciones más resilientes.
Negociaciones EE. UU. China
En junio, tras intensas negociaciones en Londres, China y EE. UU. alcanzaron un acuerdo clave sobre el suministro de tierras raras. Según el Ministerio de Comercio chino, ambas partes confirmaron los detalles del pacto, que estipula que China revisará y aprobará las solicitudes de exportación de bienes controlados, como las tierras raras, que cumplan con las condiciones legales pertinentes. A cambio, EE. UU. se comprometió a eliminar una serie de medidas restrictivas previamente impuestas contra China. Este acuerdo representa un avance significativo en la resolución de la disputa arancelaria entre ambas naciones, especialmente en sectores estratégicos como la tecnología, la defensa y la energía renovable.
Lo que viene
Se espera que las tensiones entre China y EE. UU. continúen afectando el comercio de tierras raras. Ambos países están invirtiendo en el desarrollo de fuentes alternativas y en la mejora de sus capacidades de procesamiento. Sin embargo, dada la concentración de la producción en China, se prevé que las fluctuaciones en el suministro sigan siendo un desafío para las industrias dependientes de estos minerales. La diversificación de fuentes y la inversión en tecnologías de reciclaje y procesamiento serán clave para mitigar los riesgos asociados a esta dependencia.
En respuesta a estas tensiones, EE.UU. ha propuesto una inversión cercana a mil millones de dólares para fortalecer el desarrollo doméstico de minerales y materiales críticos esenciales para tecnologías como las baterías de vehículos eléctricos y los semiconductores. Esta iniciativa busca reducir la dependencia de fuentes extranjeras, particularmente de China, invirtiendo en minería, procesamiento y tecnologías de fabricación dentro del país.
El Departamento de Energía destinará hasta US$500 millones para avanzar en la fabricación y reciclaje de baterías, mientras que otros US$135 millones se enfocarán en fortalecer la cadena de suministro de elementos de tierras raras, centrándose en la extracción de minerales de desechos mineros. Además, se asignarán aproximadamente US$250 millones para apoyar instalaciones que puedan generar subproductos minerales, como plantas de carbón, y US$50 millones para refinar materiales como galio, germanio y carburo de silicio para el sector de semiconductores.