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IBCE, trabajando por una Bolivia digna, productiva, exportadora y soberana



Sequía y 7 plagas mermaron la producción cruceña en 24%

  15 de marzo de 2017

Santa Cruz | Los Tiempos

Desde hace cinco años, el gusano pegador de hoja es el principal enemigo de Reynaldo Vera, un pequeño productor de soya, quien tiene su terreno en la comunidad de Aguayo del Distrito 4 del municipio de Fernández Alonso. Pese a sus esfuerzos, él no pudo exterminar la plaga y este año perdió el 100 por ciento de sus cultivos que intentó salvar usando, hasta en tres ocasiones, insecticidas en los que invirtió entre siete y ocho dólares por hectárea, pero fracasó.

Una dura sequía y las plagas del gusano cogollero, gusano pegador de hoja, ácaro, petita, roya, mosca blanca y la recientemente aparecida plaga de langostas en Santa Cruz fueron las razones por las que la producción agrícola en Santa Cruz se redujo en un 24 por ciento la pasada gestión.

Los más afectados fueron los pequeños agricultores que representan el 80 por ciento de los que producen granos en este departamento, que provee de alimentos al 70 por ciento del país, pero las grandes empresas también perdieron. Por ejemplo, el ingenio azucarero de Guabirá molió 1.200.000 toneladas menos.

Otro de los municipios perjudicados, esta vez por la sequía, fue Cuatro Cañadas. Gualberto Zurita sembró 120 hectáreas de maíz y perdió 100 de ellas, pese a haber invertido 500 dólares por hectárea de cultivo. “Seguiremos cultivando porque no tenemos más que hacer y es nuestra única fuente de los agricultores”, reconoce.

Además, Zurita cuenta que debe vivir con la preocupación de una deuda de 40 mil dólares con las casas comerciales que arrastra desde hace dos años y que no puede pagarla por la afectación en su producción.

La pérdida aproximada en este municipio es del 80 por ciento en más de 30 mil hectáreas de diferentes cultivos de granos. “En la campaña de invierno, todos los productores perdieron casi toda la producción, pero en la de verano no habrá esa pérdida, pero tampoco ganancias porque se recuperará parte de lo que se perdió en las campañas anteriores”, explica el presidente de la Asociación de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Susano Terceros.

Plagas vs. precios

La directora y representante de los pequeños agricultores del Norte Integrado, Silvia Vale, indica que todas las plagas incrementan el costo de producción del grano, por lo que piden eventos biotecnológicos para que los agricultores tengan nuevas variedades de soya sin tropezar cada campaña con una pérdida.

“Si la industria nos paga el precio correcto de producción del grano no tenemos necesidad de pedir al Gobierno liberación plena de las exportaciones”, añade  Terceros. Vale, en tanto, lamenta que el precio nunca sea fijo mientras el costo de producción va subiendo por las plagas.

Terceros agrega que uno de los principales problemas es ofrecer el grano a la industria sin saber cuánto se les cancelará, lo que genera en muchas ocasiones menos ingresos en referencia a la producción. Por ese motivo se plantea que el costo de exportación se plante en 70 dólares por tonelada.

Langostas

Respecto a las langostas, el secretario de Desarrollo Productivo de la Gobernación de Santa Cruz, Luis Alpire, indica esta plaga atacó 4 mil hectáreas de maíz, maní, sorgo, pasto (natural y cultivado) y algunas hortalizas en Cabezas, Boyuive, El Torno, La Guardia y otras poblaciones.

Esta plaga en el estadio adulto se controló en el municipio de Cabezas mientras se realiza el monitoreo de la langosta para que en el lugar donde se confirme su presencia se realice la fumigación con dos químicos, fipronil y cipermetrina, con la combinación del aceite vegetal, que permite que la mezcla permanezca en la zona.

Asimismo, uno de los productores de maíz que perdió el total de sus cultivos, Wilber Galán, lamenta que con la falta de uso de la tecnología genética en el país, las pérdidas sean cada vez mayores y la inversión en los insecticidas, que a veces no funcionan, suba el precio de su producción. Pide a las autoridades pensar en estos puntos y ayudar al pequeño productor.

 

ESPERAN QUE ESTE AÑO SEA MEJOR

Carlos Costas Aguilera, dedicado al cultivo de la caña, indica que los productores esperan que este año no sea de temporada seca, aunque, según las estadísticas, viene un año en el que escaseará el agua, ya que en enero de un promedio ideal de 200 milímetros cayeron tan sólo 120 milímetros. Esta cifra aún se puede considerar buena para la caña, pero no para otros cultivos.

Uno de los miembros del Centro de Investigación y Transferencia de Tecnología de la Caña de Azúcar (Cittca), Jorge Hurtado, recomienda a los productores de caña usar una semilla de buena calidad ante la incertidumbre de cómo estará el clima, y sacar la hierba y la caña en sus momentos adecuados.

En la última siembra, miles de los pequeños productores se vieron perjudicados y este año están en la incertidumbre porque desconocen si recuperarán lo perdido para pagar sus deudas, que alcanzan sumas elevadas y les impiden adquirir más dinero para sus cultivos.

El gerente general del Instituto de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, insta una vez más a las autoridades a usar la biotecnología porque si se permitiera un nuevo evento tecnológico para la soya, por ejemplo, Bolivia ganaría 150 millones de dólares adicionales, según explica.

 

ALGUNOS DETALLES DE LA PRODUCCIÓN

• El 80 por ciento de los productores en Santa Cruz son pequeños y generan el 50 por ciento de los granos.

• El 30 por ciento de la producción de granos abastece el mercado en Bolivia; el 70 por ciento las industrias lo usan para la exportación de productos en aceite y harina, por lo que piden la liberación del grano.

•  El 70 por ciento de los alimentos que consume el país lo produce Santa Cruz, generando miles de empleos.

• Los pequeños productores tienen un mínimo de 50 hectáreas de cultivos, mientras que los más grandes llegan a las más de tres mil hectáreas.

• La Asociación de Oleaginosas y Trigo (Anapo) tiene 8 mil productores en los rubros de soya, maíz, arroz, sorgo y girasol.

• La soya cuesta 450 dólares por hectárea de la producción. Se necesita buena semilla y buen manejo de insumo agrícola.

• La pasada gestión, la producción de alimentos en Santa Cruz se redujo en 24 por ciento en comparación a 2015 por la sequía, las plagas y el contrabando.

 

PARA OPTIMIZAR Y MEJORAR LA CALIDAD

Piden biotecnología para la producción

Ante la situación que los productores de granos y otros deben sobrellevar cada año por las plagas y ahora con el cambio climático, los representantes de la Asociación de Oleaginosas y Trigo, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y el Instituto de Comercio Exterior anuncian que este año insistirán en la liberación plena de las exportaciones de todos los excedentes que se generan, exigirán mejorar la productividad con la biotecnología y promoverán competitividad en las exportaciones que se realizan actualmente.

El nuevo presidente de la CAO, Freddy Suárez, explica que en octubre del año pasado se presentó una encuesta con respecto al uso de la biotecnología en la que se vio el apoyo de la población para realizar nuevos eventos biotecnológicos para optimizar la calidad y producción de los granos que se cultivan en Santa Cruz.

Actualmente, en el país está aprobado el uso de un solo insumo biotecnológico con resistencia al glifosato. Se trata de un herbicida usado para la eliminación de hierbas y arbustos en el cultivo de soya.

“Ese evento nos ha permitido tener una producción incremental de cuatro millones de toneladas porque hasta 2005 teníamos una productividad promedio de 1.700 líquido y en los 10 años ese promedio subió a 2,1 y eso representa un incremento de la producción”, explica Suárez.

Asimismo, indica que la biotecnología incrementará la productividad en un 7 por ciento en la soya, lo que significa 200 mil toneladas más de lo que hay por año reduciendo el uso en el 60 por ciento de insecticida. Respecto al maíz, la producción subirá en un 15 por ciento, se tendrá cerca de 37 mil toneladas de producción más y se bajará en el 70 por ciento el uso de insecticidas. Con ello se logrará ahorrar 78 millones de dólares.

 

FRACASO

Gregorio Rivas, productor de soya en la comunidad de Estrella Horizonte

Mi producción de soya fracasó en 2015 y 2016. Coseché 200 a 300 kilos por hectárea cuando compré la semilla a 800 dólares la tonelada; entonces, a mi manera de ver, entré en quiebra. Tengo que pagar mi deuda de 8 mil dólares por los insumos de veneno que compré contra el pegador de hierba, ácaro, chinche y mosca blanca; por eso espero que haya una ayuda del Gobierno central por lo menos para pagar esa deuda, aunque las instituciones están esperando.

 

ACCESO A CRÉDITO

Reynaldo Vera, productor de soya de la comunidad de Aguayo

Nosotros no tenemos acceso a esos créditos del Gobierno porque los requisitos son burocráticos y es imposible para el pequeño productor reunir los documentos, como el título de las parcelas, cosa que algunos no tenemos. A veces, piden documentos de casas valorizadas en 50 mil y 100 mil dólares que el pequeño agricultor no tiene porque apenas tenemos dos o tres cuartitos. Pedimos al Gobierno que nos den más facilidades viendo las condiciones en que vivimos.

 

CAMBIO DE RUBRO

Wilber Galán, productor de maíz en San Julián

Este año voy a reprogramar mi crédito y voy a hacer un poco de pastura para que se vaya desarrollando y en un par de años voy a trabajar con ganado. Muchos vecinos, amigos y agricultores están pensando hacer lo mismo, aunque tenemos miedo porque con el tiempo podemos tener otra peste que esta vez ataque a los animales y nos deje sin tener ganancias y más bien con pérdidas. Esta actividad va a ser más segura, pero el beneficio se verá a la larga.

 

MERCADO SEGURO

Carlos Costas Aguilera, productor de caña

Como productor, yo quisiera tener el mercado asegurado y la seguridad de poder producir tomando en cuenta que son factores climáticos que me han impedido y los factores netamente agronómicos. Afortunadamente, no hay cultivo en Bolivia que use menos agroquímico que la caña, es un cultivo de lo más amigable con la naturaleza. Se produce 50 toneladas por año que en azúcar representa 50 a 60 quintales para el productor.







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