Las alternativas que mencionan los consultados van desde una sentencia favorable al país hasta un veredicto “salomónico”. El escenario más adverso es que los jueces den la razón a La Moneda.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya puede emitir una sentencia favorable o desfavorable para Bolivia sobre la demanda marítima. También hay la posibilidad de que los jueces dicten un fallo “salomónico”, con diferentes características, con el fin de que ninguna de las partes quede afectada.
Otra de las posibilidades es que la Corte se puede inhibir de pronunciarse sobre el fondo de la controversia... Esas son algunas opciones de posibles fallos que puede emitir La Haya. Las alternativas fueron identificadas por expertos en derecho internacional.
Bolivia presentó hace cinco años (2013) una demanda contra Chile para lograr una salida soberana a las costas del Pacífico. Después de concluir el proceso, los bolivianos esperan, con esperanza, que la Corte emita su veredicto, que podría darse este mes, según versiones de prensa, aunque el dato no fue confirmado por autoridades nacionales.
En la demanda, Bolivia solicita a La Haya que obligue a Chile a negociar una salida soberana al mar porque incumplió sus compromisos históricos y ahora debe cumplir dicha obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo razonable y de manera efectiva.
La prueba es que en los gobiernos militares de Augusto Pinochet (Chile) y Hugo Banzer (Bolivia) ambos países estuvieron más cerca de lograr un acuerdo, cuando se suscribió el “Abrazo de Charaña”, tratativa por la cual La Moneda ofreció canje territorial.
Chile reconoció los acercamientos que hubo entre ambos Estados a lo largo de la historia, pero argumentó que dichas tratativas no son vinculantes ni fuentes de obligación jurídica.
Es con esos antecedentes que expertos en derecho internacional -consultados por Página Siete- identificaron al menos seis opciones de posibles sentencias de la Corte de La Haya.
Ganar o perder
La especialista en derecho internacional Karen Longaric sostuvo que una de las alternativas es un veredicto a favor de Bolivia, fallo que obligaría a Chile a negociar con La Paz una salida soberana al mar.
La segunda opción es que la Corte dé por no demostrado, por parte de Bolivia, que hubo actos unilaterales y, por tanto, Chile no tiene la obligación de negociar una salida soberana. “Este sería el más desfavorable para Bolivia”, manifestó, por su parte, el diplomático Álvaro Del Pozo.
Fallo “salomónico”
Los juristas apuntan a que la CIJ también puede optar por una salida “salomónica”, pero con diferentes características. “La Corte siempre tiene salidas salomónicas, es decir no dicta una sentencia al 100% a favor de uno o de otro, siempre trata de que sean fallos equilibrados, no es ganar y ganar”, afirmó la internacionalista Roxana Forteza.
La posible salida salomónica, explicó su colega Longaric, es que “la CIJ podría declarar que la naturaleza y alcance de los acuerdos adelantados por Chile y Bolivia en años pasados, la práctica diplomática y los pronunciamientos realizados por Chile favorecen una negociación que armonice y atienda el interés de ambas partes”.
Del Pozo manifestó que para finalizar la controversia, que dura más de 100 años, los jueces también podrían otorgar a Bolivia una “ganancia moral más que jurídica, porque en la sentencia no entraría la palabra ‘obligación’, sino que exhortará a los países a llegar a una solución”.
Asimismo, el experto indicó que los tribunos internacionales pueden aplicar el carácter desagregado del petitorio, es decir, analizarán los pedidos y muchas cosas “pueden declarar a favor de una parte y en otras, declarar en contra de la otra parte, puede tener líneas positivas para la parte demandante y demandada”.
Del Pozo detalló que “en la negociación obviamente puede corresponder a un proceso diferenciado, en el que las partes pueden encontrar otro tipo de soluciones, diferente a la solicitud de Bolivia”.
Otra opción, según Forteza, es que La Haya diga a los Estados: “siéntense a negociar, el fallo será a favor de que se sienten a negociar y definirá solamente la cuestión de tiempo y forma, no así de cuáles serán las soluciones entre las partes”.
La Corte de La Haya dirá -agregó Forteza- que “en tal tiempo se instale la negociación y bajo tal modalidad, pero no le va a decir ‘llegue a concretar una salida tripartita o negociar un canje territorial por tantos kilómetros cuadrados’”.
No resolver el tema de fondo
Longaric señaló que también “la Corte se puede inhibir de pronunciarse sobre el fondo de la controversia. Tomando en cuenta que la CIJ debe fundamentar su fallo en derecho, cabría la posibilidad que declare que no hay fuente jurídica convencional ni elementos suficientes que le permitan pronunciarse sobre el fondo del petitorio planteado por Bolivia”. Esta decisión -dijo Longaric- se respaldaría en el artículo 38 del Estatuto de La Haya.
En criterio de Forteza, es casi un hecho que la CIJ ordenará que Bolivia y Chile se sienten a negociar, pero la especialista aclaró que “eso no quiere decir que Bolivia ganó una salida soberana al mar”.
Hitos de la demanda en La Haya
Anuncio El 23 de marzo de 2013, el presidente Evo Morales anunció, en pleno discurso por el Día del Mar, que presentará una demanda contra Chile.
Demanda En abril de 2014, el Gobierno interpuso la demanda marítima en contra de Chile en la CIJ.
Objeción En julio de ese año, La Moneda objetó la competencia de La Haya. Ambos países presentaron sus alegatos.
Competencia El 24 de septiembre de 2015, la CIJ se declaró competente para dirimir el litigio que presentó Bolivia contra Chile por una salida al mar. Continúa el proceso.
Alegatos En marzo de 2018 concluyó la ronda de alegatos orales, fase final del caso, y ahora se está a la espera del fallo.
Comunicado Al concluir la presentación de los alegatos, el presidente de la CIJ, el juez somalí Abdulqawi Ahmed Yusuf, dijo: “Ahora, la Corte se va a retirar para su deliberación. Los agentes de las partes serán informados sobre la fecha de la presentación del fallo”.
Punto de vista
javier murillo Excanciller
No es serio emitir comentarios sobre el terreno de las especulaciones, especialmente en materia tan delicada.
Sin embargo, Bolivia puede abrigar un escenario positivo luego de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia sobre la base de los antecedentes que se pueden resumir de la siguiente manera: en primer lugar, la petición de Bolivia en su demanda está sustentada en el principio de la buena fe, que es imprescindible que los Estados respeten en toda circunstancia.
Chile se comprometió, como está demostrado, mediante compromisos unilaterales y documentos formales intercambiados en 1950 y 1975 a negociar un acuerdo que le otorgue a Bolivia una salida soberana al mar.
Y no puede retractarse, desconociendo tales compromisos, sin vulnerar el principio rector de las relaciones internacionales que es la buena fe. Se le pide, entonces, a la Corte que juzgue y determine que Chile debe cumplir esa obligación.
La posibilidad de un escenario positivo a raíz del fallo se funda en la consecuencia que deben mostrar los magistrados de la CIJ con los criterios que emitieron para respaldar su fallo de 24 de septiembre de 2015, por el cual, a tiempo de desestimar la objeción preliminar de incompetencia presentada por Chile, establecieron dos premisas fundamentales: en primer lugar, existe una cuestión territorial pendiente, ya que el objeto de la demanda de Bolivia no fue resuelto por el Tratado de 1904 y, en segundo lugar, que en esa etapa la CIJ no puede anticipar el resultado final de las negociaciones, con lo cual está ya admitiendo que se tendrían que dar dichas negociaciones, las que tampoco pueden ser desvinculadas de su objeto al que estarán destinadas, es decir, otorgarle a Bolivia un acceso soberano.
Hay, entonces, consistencia en los fundamentos de la demanda de Bolivia, que la Corte los valorará, sin duda, en toda su dimensión y profundidad, y, además, coherencia en la actitud histórica de la diplomacia boliviana, que siempre estuvo inspirada en una indeclinable vocación pacifista y de apego al diálogo y la negociación para plantear sus objetivos y resolver sus diferencias en el plano internacional.
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